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EL REFLEJO ~historias de luna llena 2~

-... Y entonces, una mano salió del espejo y lo arrastró a su interior, cambiándose por él.

-¡Vamos, eso ni siquiera da miedo! -Protestó uno de sus amigos tirándole una ramita con poco entusiasmo. -Para que una historia asuste tiene que parecer real, como la del loco que escapa del manicomio, o la del tío del garfio que resulta que está encima de la camioneta. ¡Un espejo asesino no da miedo! Es una estupidez.-¡No es un espejo asesino! -replicó ofendido el muchacho. -Es su reflejo que se cambia por él. No he dicho nada de que lo mate.-Peor me lo pones, igual el niño apareció en un mundo como Narnia o algo así y resulta que es más feliz que cuando vivía aquí.-Ya, vale, lo que tu digas, pero la semana que viene cuando cuentes la tuya veremos lo realista y aterradora que es...

Cuando volvió a casa, la luna llena brillaba el lo alto del cielo como una diosa blanca que lo observaba con cariño.Entró en su habitación y tiró la linterna sobre la cama.Sin pensarlo, lentamente se colocó frente al espejo y alargó el brazo tocando con los dedos la fría superficie.-Una estupidez ¿Eh? Él sí que es estúpido. -Resopló el chico, aún enfadado por el comentario de su amigo. Y de repente un escalofrío recorrió su espina dorsal poniéndole los pelos de los brazos de punta.Apartó la mano a la velocidad del rayo y la apretó contra su pecho. Caminando hacia atrás pero sin poder dejar de mirarlo se alejó del reflejo que lo observaba, hipnotizado por la furibunda mirada que éste le ofrecía, hasta que topó con la pared opuesta. Cerró los ojos con fuerza y se dio la vuelta, agarrando el marco de la ventana abierta que había junto a él. Volvió a abrirlos y miró al exterior, asomándose para tomar una bocanada de aire fresco.Las palabras, esas que lo despertaban siempre en mitad de la noche, y que le amargaban cada momento feliz de su vida volvieron a su mente, recordando sus desgarradores gritos y la expresión de aterradora desesperación en su mirada. «¡NO TIENES DERECHO, NO LO TIENES, NO LO TIENES...!».

-¿Sabes? -Dijo en voz baja, aún mirando al exterior mientras se limpiaba con la manga de la chaqueta una lágrima que rodaba cosquilléante por su mejilla. -Aún me sigue sorprendiendo que los edificios frente a la ventana estén al revés. Creo que nunca llegaré a acostumbrarme a eso.Giró la cabeza un momento mirando sobre su hombro hacia el espejo, donde su reflejo había cobrado consciencia y lo miraba fijamente con los puños cerrados y los músculos del cuello marcados en un gesto de auténtico odio.Se giró de nuevo hacia la ventana no pudiendo soportar por más tiempo esa mirada acusadora, y las palabras a su espalda susurraron con un hilo de voz ronca que hizo que se le pusiese la piel de gallina.-Bien. Entonces Devuélveme mi cuerpo y no tendrás que hacerlo.

El muchacho rió con tristeza y cerró la ventana. Pero cuando se fue a dar la vuelta vio por el rabillo del ojo movimiento en el cristal y sus ojos se abrieron de súbito en un acto de comprensión tardía.La mano del reflejo en el cristal de la ventana salió de improviso agarrando la suya y atraiéndolo hacia sí devolviéndolo a su lugar.No supo cuándo Los había vuelto a cerrar, pero sólo cuando abrió los ojos de nuevo y miró a su alrededor, se dio cuenta de que había vuelto al espejo. Sus vacaciones, las únicas que tendría durante toda su vida, habían terminado.






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