Triste, triste soñador
de vuelo nocturno.
Sombrío esclavo
de plumas y tinta.
Te vi llorando en silencio
por culpa de delirios y mentiras
creadas con palabras,
dulces pero malvadas,
escritas.
Un caos de sentimientos,
ya no sabes si reales
o creados por tus propios libros,
te llevan a esconderte
en un rincón maldecido
con gritos y lágrimas,
lágrimas del fantasma que creaste
y tiraste al olvido,
y gritos...
de tus propios sentidos
enloquecidos.
Creíste perder a tu amada
por aquel sueño escrito.
Por aquellos ojos tristes,
inexistentes.
Sin vida. Sin brillo.
Creíste perderla y morías.
Creíste morir y soñabas.
Mas no soñabas con ella,
si no con su mirada enterrada,
apagada.
Y al despertar la contemplabas
en el suelo tendida.
Pálida, helada,
sin sangre ni vida.
Pues no pensaste en el momento
y ahora sufres por ello,
que soñador que no duerme
da a sus sueños vida.
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