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Foto del escritorNayma Luna

CUANDO ME OLVIDEN

Actualizado: 8 dic 2019

No se cuánto tiempo a pasado desde que la niebla blanca me envolvió, cuánto tiempo llevo esperando el olvido. En este lugar, este... limbo de figuras y sombras borrosas, el tiempo es irrelevante salvo para aquellas personas tan importantes, tan reconocidas, que siempre serán recordadas por unos u otros. No es mi caso. Desconozco cuánto pasó desde que exhalé mi último suspiro de vida, viendo correr las lágrimas de mamá por su hermoso rostro, deformado en ese momento por el dolor de ver morir a su única hija mucho antes que ella. Espero que cuando salga de la niebla, esos terribles recuerdos se queden en ella, lejos de mi y de mi nuevo ser renacido. Recuerdo de mi antiguo hogar algo que se solía decir, “Nada muere del todo mientras alguien lo siga recordando”. Ni ellos mismos saben cuánta razón tenían, hasta que la niebla los reclame también y lo descubran. Mi situación no es tan mala como la de algunos de quienes he oído hablar en este extraño y pálido lugar. Varios escritores como Shakespeare, Lope de Vega o incluso Edgar Allan Poe, que recuerdo haber leído en la pequeña biblioteca de papá, y varias personas religiosas y políticas que en mi corta edad no llegué a conocer ni tan siquiera por el nombre. Éstas personas importantes no tienen una segunda oportunidad. No como la tendré yo. En poco tiempo volveré al mundo de los vivos. Ya lo he visto hacer. Las gotas de lluvia arrastran a los que han sido olvidados convirtiéndolos en lluvia a su vez, y los llevan lejos del velo del limbo, otorgándoles un nuevo ser y con él una nueva vida. No se cómo es después. La niebla siempre es espesa aquí, por lo que desde donde me encuentro tan sólo veo aquello que me rodea. Para ver algo más tendría que moverme demasiado. Pero es algo muy difícil de conseguir, debido a que esa especie de nubes que soportan nuestro peso y nos anclan a este lugar, no nos permiten avanzar apenas. Tan sólo las figuras desdibujadas de aquellos a los que el paso del tiempo y la espera acercan a mí, es cuanto alcanza mi vista. Perdidos en el recuerdo de lo que una vez fueron, y soñando con volver a ser. Tal vez alguien seguirá recordando mi nombre cuando por casualidad lo vea escrito en el antiguo pupitre que ocupaba en el colegio, seguido de un corazón y el nombre de algún chico que quizá ahora tenga hijos de la misma edad que yo cuando marché. Pero ya habrá olvidado el sentimiento que pudiera haber tenido por mí en su momento, dándome más opciones ante la llegada de la lluvia. No importa. La niebla es cálida y está en calma, y todo es paz aquí. No es difícil esperar a que tu nuevo ser te llame. Y con tan sólo mamá añorándome desde nuestra pequeña y acogedora casa allí, en mi antiguo hogar, sé que como mucho tan sólo tendré que esperar a que la niebla se la lleve también a ella, para poder volver a empezar. Y luego... ¿Quién sabe con qué me encontraré? Quizás cuando también esta nueva vida acabe vuelva de nuevo a la niebla, o quizás... Quizás símplemente desaparezca y todo acabe, incluido mi sentimiento de querer vivir otra vez. Tan sólo puedo esperar. Después, todo lo que venga será bienvenido, incluso aunque sólo sea el olvido.

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